Por otra parte, la organización ya no contiene, posee o dispone de las personas. Es el individuo, el que consciente de sus capacidades y de las necesidades de la sociedad, se pone al servicio de las organizaciones y de su misión personal y profesional. Todo ello hace posible un nuevo espacio de creación social en lo personal, profesional y empresarial, donde la capacidad de conocer y conocerse son los únicos límites para encontrar formas corporativas, asociativas y comunitarias que permitan un camino común en la compañía adecuada, con socios, clientes, proveedores, etc. |